La Academia Americana de Oftalmología establece que el 25% de los niños entre 6-16 años tendrán algún problema refractivo que amerite gafas. El diagnóstico y tratamiento oportuno de los problemas oculares en niños es determinante para un buen desarrollo de la función visual, así como para un adecuado desempeño escolar, ya que el 80% de la información que reciben en la escuela es recibida como estímulo visual.
Pero.. ¿Cuál es la mejor edad para realizar el primer examen visual?
Se recomienda que todo bebé reciba en los primeros meses de vida, una valoración de rutina por el Oftalmólogo Pediatra. Específicamente hablando de los bebés prematuros, es sumamente importante que todo prematuro (nacido antes de las 34 semanas de gestación o con peso menor a 2000 grs al nacer) sea valorado por el Oftalmólogo en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales o en su defecto, en Consulta Externa dentro de las 2 primeras semanas posteriores al nacimiento. Es posible que estos bebés requieran de controles periódicos posteriores para descartar daño asociado a la inmadurez de sus tejidos oculares como la retina.
Así mismo, los bebés que presenten síntomas como:
- Lagrimeo
- Secreción
- Enrojecimiento
- Desviación de los ojos
- Pérdida del reflejo rojo (por ejemplo, al tomar fotos ver que el ojo sale blanco)
Deben ser valorados prontamente para descartar problemas oculares que puedan tener secuelas visuales a largo plazo en el niño.
En caso de no presentarse ninguna alteración aparente se recomienda realizar un examen ocular completo alrededor de los 3 años, una vez que el paciente coopere para una adecuada toma de la agudeza visual y exploración ocular. Después de esta edad, se recomiendan controles anuales, sobre todo, si hay antecedentes de enfermedades oculares o uso de anteojos en la familia.
Como regla general, todo niño que presente cualquier síntoma de afectación ocular debe ser revisado oportunamente por un Oftalmólogo Pediatra, por la importancia y delicadeza de estos órganos. Además, el diagnóstico y tratamiento tardío de las enfermedades oculares pueden ocasionar una pérdida de la capacidad visual total o parcial irreversible, como la ambliopía u “ojo perezoso” si no se diagnostica y trata su enfermedad o defecto refractivo antes de los 5 años de edad.